El elevado espíritu masónico de Benito Juárez tuvo su más fervorosa expresión en el patriotismo y tolerancia con que condujo su vida personal, familiar y política. El cumplimiento exacto de sus deberes masónicos y fraternales creando escuelas, protegiendo la libertad de palabra y escrita y velando por el cumplimiento preciso de las leyes constitucionales.
Prócer nacional fundador del Estado Laico.
Benito Pablo Juárez García (San Pablo Guelatao, Oaxaca; 21 de marzo de 1806 Ciudad de México, 18 de julio de 1872), más conocido como Benito Juárez, fue un abogado y político mexicano, de origen indígena (de la etnia zapoteca), presidente de México. Se le conoce como el «Benemérito de las Américas». Es célebre su frase: «Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz».
Benito Juárez vivió una época crucial en la formación del Estado mexicano, considerada por muchos historiadores como la consolidación de la nación como república. Juárez marcó un parteaguas en la historia nacional y fue protagonista de primer nivel de esta época. A pesar de tratarse de un Presidente sin antecedentes militares, fue una figura clave tanto en la Guerra de Reforma como en la segunda intervención francesa. Su biografía durante los años que ocupó la presidencia es una parte sobresaliente de la historia de México.
Antes de que Juárez se convirtiera en presidente de la República en 1861, el líder proclamó en la Constitución de 1857 que México se convertiría en un estado laico. Con las llamadas Leyes de la Reforma aplicadas cuando ya era mandatario, se logró la separación entre la Iglesia y el Estado, abrogando los privilegios del clero en el país. Además, se nacionalizaron los bienes eclesiásticos y se aprobó el matrimonio civil junto con la creación de la Ley del Registro Civil.
La llamada Ley Juárez o la Ley de Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación, del Distrito y Territorios suprimió los tribunales especiales para los religiosos y los militares, obligándolos a comparecer ante la justicia como cualquier otro ciudadano.
Además de cesar la intervención de la Iglesia de los cementerios, Benito Juárez también aprobó la Ley de libertad de culto, reconociendo todas las religiones existentes como válidas para practicar en México.
INICIACIÓN MASÓNICA
Para muchos historiadores —sin datos fidedignos— Benito Pablo Juárez García se habría iniciado en una de estas Logias del Rito Nacional Mexicano; no se sabe si en la ciudad de México o en la de Oaxaca. Se propone acuciosamente la ciudad de México y en la fecha del 15 de enero de 1847, precisamente en una Logia presuntamente llamada “Independencia” No. 2. Los que opinan que la iniciación ocurrió en Oaxaca, por 1833 o 1834, postulan que fue en una Logia del Rito York denominada “Espejo de las Virtudes”, de las que fundó la Gran Logia Nacional Mexicana de 1824. Pero don Rafael Zayas Enríquez, sostiene que el evento ocurrió en la ciudad de México, y al efecto afirma:
Juárez fue un francmasón que perteneció al Rito Nacional Mexicano, y en el que llegó a obtener el grado Noveno, equivalente al grado 33° del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que fue tan ferviente en la práctica masónica que su nombre se conserva con veneración en todos los ritos, y muchas logias y cuerpos filosóficos lo han adoptado como un símbolo sagrado.
Algunos de los personajes que asistieron a la tenida de iniciación de dicha Logia del Rito Nacional fueron los hermanos Manuel Crescencio Rejón, “el Pericles de nuestros oradores”, don Valentín Gómez Farías, patriarca de la democracia y entonces Presidente de la República, don Pedro Zubieta, Ministro de Hacienda, Pedro Lemus, Comandante General del Distrito Federal y del Estado de México; los hermanos Diputados federales José María del Río, Fernando Ortega, Tiburcio Cañas y Francisco Banuet. También presenciaron el acto iniciático —según se afirma— don Agustín Buenrostro, Joaquín Navarro, don Ambrosio Moreno, Ministro del Tribunal Superior de Justicia, Miguel Lerdo de Tejada y otras muchas personas distinguidísimas en las armas y en las letras. Dicen los narradores que Benito Juárez, desde aquella noche de su iniciación, adoptó el nombre simbólico de «Guillermo Tell», queriendo significar que habría de ser enérgico y constante, tal como lo fue el héroe suizo en defensa de las libertades patrias de su terruño.
En su vida personal, Juárez emana de la clase social e históricamente más marginada de México, la indígena. Benito logra emanciparse, estudia, se hace abogado en medio de todos los reveses e infortunios, consigue ser alto magistrado de justicia, diputado, gobernador de su Estado natal —Oaxaca— y finalmente Presidente de la República. Enfrenta a las potencias del mundo, combate la intervención francesa de Napoleón III y a un efímero emperador austriaco —Maximiliano de Habsburgo—, se enfrenta a uno de los cleros católico romanos más avariciosos e intolerantes del mundo de su tiempo, enriquecido hasta la saciedad con más de las dos terceras partes de las tierras de México en su poder —los llamados “bienes de manos muertas”— y deseoso de ejercer preeminencia sobre el poder terrenal del Estado, no obstante el célebre mandato cristiano que dispone poner a Dios y al César, cada uno en su lugar y ámbito. Juárez se hace grande por la adversidad, por sus ideales y por su triunfo moral sobre los enemigos de la libertad y del progreso.
El pensamiento y acción de Benito Juárez se basaron en estas seis premisas
- La humildad como principio de su proceder.
- El respeto a los demás, como ideal fundamental de su vida
- Su patriotismo que lo condujo a ser Presidente de la República en varias ocasiones.
- Su carácter firme para que sus decisiones sean respetadas.
- Su lealtad, demostrada en su búsqueda porque se respete la soberanía de nuestro país.
- Juárez siempre lucho por la igualdad, la libertad, la legalidad y la democracia, siempre ante situaciones adversas y casi siempre con inferioridad de fuerzas, pero aun cuando era derrotado, sabía como animar a sus hombres exclamando frases como: "El pensamiento está sobre el dominio de los cañones".
Viaje por la noche de Juárez
Pablo Neruda
Juárez, si recogiéramos Quien mira tu levita, Para nosotros eres pan y piedra, Otros tendrán el átomo y la gota No tienes nada que decir al aire, Yo visité los muros de Querétaro, |
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