martes, 19 de octubre de 2021

EL OMBLIGO COMO CENTRO COSMICO GUTIERRE TIBON PRÓLOGO




Desde el ombligo se proyecta e irradia su manifestación en las cuatro direcciones del universo; él mismo es la quinta, vertical. Corresponde a la cifra uno en el quincunce cristiano y al cinco en el mesoamericano. Entre los aztecas el cielo más alto, el treceno, donde mora el dios creador, es el tlalxicco, “ombligo del mundo”.

Para hindúes y budistas, hebreos y griegos, el ombligo es el principio de todo: ya que por él comienza a enraizar el embrión; en tanto que los polinesios lo consideran el fin. Según ellos el ser humano termina su gestación, nace, se separa de su madre, y el ombligo es la marca de su perfecto acabamiento.

El ombligo es círculo y rectángulo, infierno y paraíso, corazón del cielo, lugar de sacrificio, emblema de virtud y de vicio, cáliz de licor y polen de rosa (esta última misteriosa acepción se debe a Aristóteles).

El ombligo es el asiento del alma, el punto de mayor espiritualidad en la anatomía humana; el lugar de elección para encontrar la armonía cósmica; el tercer ojo que contemplan los hesicastas, quienes anhelan ver la luz increada del Tabor.

Del ombligo emana el fuego divino. Es el centro de la respiración y de la rosa de los vientos. Es símbolo del útero y, contradictoriamente, del falo; se identifica con la Luna, principio mujeril, y con el Sol, masculino por excelencia. Es andrógino y, sin embargo, connaturalmente femenino. Sol, Luna; pero también estrella: la Polar, eje del universo.

Precisamente para colocarse en el eje cósmico, donde es posible la comunicación con el mundo de los dioses (cielos e infiernos), tantos adoratorios y santuarios, de pueblos y ciudades, han surgido en los centros umbilicales: sin que la autenticidad de uno menoscabe la de los demás. Aquí pisamos un terreno más firme; entramos en el dominio de la geografía, ciencia exacta.

Y para quedarnos, aunque sea de paso, en este campo, estrictamente cartesiano, recordamos lo que es el ombligo visto por un fisiólogo moderno. Es el minúsculo chirlo que se forma después de la caída del cordón; su aspecto se debe al proceso de cicatrización y a la retracción de la llaga umbilical. En general es un hoyuelo cupuliforme cercado por un rodete cutáneo, en cuyo fondo se asoma una eminencia, el onfalio o pezón. Éste presenta en el ápice la cicatriz, separada del rodete por un surco circular.

Desde épocas inmemoriales el ombligo, por su emplazamiento en el cuerpo humano, se ha vuelto símbolo del centro: de cualquier centro, terrestre, celeste o imaginario, en su proyección cosmogónica.

Este simbolismo ha sido el punto de partida, hace muchos años ya, del presente libro. Al comprobar que México significa “en el ombligo de la Luna”, me puse a investigar las razones esotéricas de tan sorprendente denominación. En el curso de siete lustros nació mi Historia del nombre y de la fundación de México (Fondo de Cultura Económica, México, 1975) en que analizo la concepción cosmogónica de los aztecas en relación con el centro-ombligo. Trato este tema adelante, en el capítulo VII, consagrado a la cosmología umbilical azteca....


EL OMBLIGO COMO CENTRO COSMICO
GUTIERRE TIBON
PRÓLOGO

MASONERIA LIBERTARIA

GENERALIDADES AIKIDO ENCICLOPEDIA..... J. SANTOS NALDA

 

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