El Jardín del Edén no estaba en Asia, sino en un continente ahora hundido en el Océano Pacífico. La historia bíblica de la creación, la epopeya de los siete días y las siete noches, no provino primero de los pueblos del Nilo o del valle del Eúfrates, sino de este continente ahora sumergido, Mu, la patria de la humanidad. Estas afirmaciones, expresa Chruchward, pueden probarse por los complejos registros que descubrió en las tablillas sagradas olvidadas hace mucho tiempo en la India, junto con registros de otros países. Cuentan de este extraño país de 64,000,000 de habitantes, que hace 50,000 años había desarrollado una civilización superior en muchos aspectos a la nuestra. Describieron, entre otras cosas, la creación del hombre en la misteriosa tierra de Mu. Al comparar este escrito con los registros de otras civilizaciones antiguas, como se revela en documentos existentes, ruinas prehistóricas y fenómenos geológicos, descubrió, continúa este autor inglés, que todos estos centros de civilización habían extraído su cultura de una fuente común: Mu. Por lo tanto, afirma, podemos estar seguros de que la historia bíblica de la creación tal como la conocemos hoy evolucionó a partir del impresionante relato recopilado de esas tabletas antiguas que relatan la historia de Mu, una historia de 500 siglos de antigüedad.
La biblia tiene una antigüedad de 3.600 años y los mandamientos nacales una antigüedad de 50.000, Moisés recoge la enseñanza de las tablillas nacales. En el Poph Wuj, se narra la existencia de Mu como el lugar de la investidura y el símbolo original de Lemuria es el árbol y la serpiente, de donde surge la humanidad, la serpiente representa las aguas y el árbol representa la tierra cuando emerge del océano, llevando la flor de loto como símbolo del primer continente, y que posteriormente fue grabado en el Templo de Salomón.
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